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Coronavirus y miedo al contagio.

Coronavirus y miedo al contagio.

Desde enero de este año, que empezamos a vivir esta situación social que tenemos en la actualidad con respecto al nuevo virus que comenzó en la ciudad de Wuhan en China- Coronavirus– y que va extendiéndose de una forma muy rápida a nivel mundial, escucho y leo recomendaciones de cómo hacer frente al virus, cómo no contagiarse, cómo lavarse las manos, cómo estornudar, etc. Muchas medidas a nivel preventivo para evitar un posible contagio como forma de que no se expanda tan rápido. Medidas todas muy necesarias e importantes, pero, desde la parte que a mí me toca, desde la parte de la psicología, observo en mi entorno desconocimiento, preocupación, miedo, e incluso pánico con el covid-19. Emociones que si no se gestionan bien, pueden derivar en un trastorno de ansiedad como por ejemplo el trastorno obsesivo compulsivo. O incluso aquellas personas que ya tienen este tipo de trastorno, tener un periodo en el que se intensifiquen sus síntomas.

Por ello quiero hacer unas recomendaciones básicas para gestionar de forma adecuada el miedo y la preocupación que se ha creado en torno a que nos contagiemos:

  1. Lo primero, tranquilidad. Hay que mantener la calma, no creer todo lo que se escucha, se comparte y se lee. A veces, las redes sociales, no ayuda en esto. Hay que contrastar noticias antes de tener alguna de ellas en cuenta, muchas veces en lugar de informarnos nos desinformamos debido a este miedo. Cuando estamos leyendo con ese nivel de miedo o preocupación, no lo estamos haciendo desde nuestra parte más racional, nos dejamos llevar por esa emoción y esto influye en el grado de creencia que le damos a aquella nueva información. Por ej. Imaginaros que tenéis miedo a las alturas, y cuando estás en la terraza de un edificio empiezas a escuchar a un arquitecto dándote la información sobre lo seguro que es estar en esa terraza, y sobre la estabilidad que tienen sus cimientos ¿Os lo creeríais justo en ese momento? Pues no, en ese momento, no escuchas, tu atención está focalizada en lo que sientes, en que parece que vas a caer y lo que quieres es salir corriendo de allí. Pues igual, cuando estamos tan preocupados, tenemos ese sesgo de atención, tendemos a fijarnos en la información que es congruente con nuestro estado de ánimo y nuestro sistema de creencias.
  2. Respira. Sí, algo tan básico y que cuando estamos con una emoción intensa, no lo hacemos. Respira profundo antes de hacer nada. Un control adecuado de nuestra respiración es una de las estrategias más sencillas para hacer frente a las situaciones de ansiedad y manejar los aumentos en la activación fisiológica producidas por ésta. ¿Cómo lo hacemos?
    1. Coge aire por la nariz,
    2. Retén el aire unos 5-10 segundos dentro de los pulmones.
    3. Espira lentamente por la boca.
    4. Repite este ciclo tres veces.
  1. Toma conciencia de lo que te dice tu mente. Analiza tus pensamientos negativos, los pensamientos que no te ayudan. ¡Cuestiónatelos! Muchos de ellos pueden ser pensamientos absurdos. Con cada pensamiento pregúntate lo siguiente:
    1. ¿Lo que estoy pensando ahora mismo, realmente es necesario?
    2. ¿Me ayuda a hacer lo que realmente quiero o me lo impide?
    3. ¿Cómo me hace sentir en el momento?
    4. ¿Cómo me hace sentir después?
    5. ¿Cabe la posibilidad de tener un pensamiento alternativo que sea más positivo?
  2. Deja que tus pensamientos fluyan cuando te causan un nivel muy alto de ansiedad y se vuelven pensamientos indeseados y repetidos. Al final son sólo eso: “Pensamientos”.
  3. No caigas en el error de obsesionarte con pensamientos relacionados con la contaminación y la limpieza. Es normal que tengamos que tener mayor precaución y que aumentemos nuestra higiene, pero desde lo racional.

En definitiva, no nos dejemos llevar por esas emociones irracionales que nos llevan a actuar por impulsos, y en lugar de ayudarnos, nos bloquean y nos hacen tomar decisiones que no son coherentes ni para ti ni para los otros. Un ejemplo de esto que estoy viendo con frecuencia es comprar mascarillas cuando no es necesario. Con este tipo de conductas derivadas de pensamientos obsesivos tipo “Puedo contraer la enfermedad” podemos tener un malestar muy intenso y además después, tener un gran sentimiento de culpabilidad, porque realmente sabemos que no estamos haciendo lo correcto.

Para terminar, si te sientes identificado al leer este post y piensas que necesitas ayuda para gestionar tu ansiedad, miedos y preocupaciones ante el coronavirus puedes ponerte en contacto con nosotras.

Mª Elena Ruiz. Psicóloga sanitaria.

Psentidos Psicólogos. Marbella.