![no soy feliz con nada](https://psentidos.com/wppsent/wp-content/uploads/2025/01/no-soy-feliz-con-nada.jpg)
31 Ene ¿Por qué no soy feliz con nada? Qué puede estar pasando y cómo recuperar la ilusión
“Debería ser feliz, pero no lo soy. ¡No entiendo qué me pasa!”.
Esta frase describe perfectamente cómo te sientes ahora mismo, ¿verdad?
Tienes todo lo que necesitas (en teoría) para ser feliz. Te lo repites una y otra vez, pero aun así… ¡Nada, que no hay manera! Ese vacío que tienes por dentro no desaparece.
Al revés: cuanto más te dices lo contento que deberías estar con tu vida, más crece.
¿Qué está pasando?
Pues puede ser una de estas dos cosas:
- Quizá son tus propias creencias y expectativas sobre la felicidad, que te ponen la zancadilla.
- O quizá es que hay “algo” en tu vida que no cuadra, pero no estás sabiendo verlo.
Por eso aquí te voy a explicar qué puedes hacer en los dos casos.
¿Empezamos?
[No soy feliz con nada] 3 creencias que te alejan de la felicidad
Tengo pacientes que me han dicho:
“Elena, tengo una buena vida, pero aun así hay días que no me siento alegre. ¿Qué me pasa?”.
Y yo les respondo: “¡Pues que eres un ser humano!”.
La felicidad y la alegría son emociones que suben y bajan (como todas). ¡No se puede estar eufórico las 24 horas del día!
El problema viene cuando crees que, si no estás feliz todo el tiempo, te pasa algo malo. Tus propias expectativas respecto a la felicidad son las que te hacen infeliz (vaya paradoja, ¿no?).
Por eso, a mis pacientes les explico que tienen que romper estas 3 ideas:
1. “Lo normal es estar siempre feliz”
¡Para nada!
Mira: el cerebro está diseñado para fijarse en lo negativo. Por eso le presta más atención a:
- Las amenazas: todo lo malo que ha ocurrido y lo que podría ocurrir.
- Lo que no tienes: imagina que te has comprado un coche con el que llevas mucho tiempo soñando. Al principio estás superfeliz, pero al cabo de unas semanas te acostumbras y ya no te hace la misma ilusión. Eso es porque tu cerebro está diseñado para buscar siempre nuevas metas.
Es parte de nuestro mecanismo de supervivencia. ¡No estamos hechos para ser felices todo el rato!
Hay gente que no entiende esto y que “se obligan” a estar siempre contentos. Y eso les hace entrar en el círculo vicioso de la felicidad:
Cuanto más te esfuerzas por permanecer feliz, más te frustras y más sufres.
Hay que esforzarse por conseguir cosas que te den satisfacción, pero recordando que las emociones desagradables también forman parte de la vida.
Recuerda: la felicidad es un lugar de paso, no un sitio donde te puedas quedar a vivir.
2. “Tengo que controlar lo que pienso y siento”
Esto viene como consecuencia de lo anterior.
Como crees que estar siempre bien es “lo normal”, tratas de ignorar todo lo que te haga sentir mal.
- ¿Te viene un pensamiento negativo? ¡Ni caso, fuera con él!
- ¿Te sientes triste, enfadado o estresado? ¡Uy, corre, haz algo para no pensar en ello!
Pero esto no es ser feliz; solo estás escondiendo la suciedad bajo la alfombra (y al final, esas emociones reprimidas explotarán por algún lado).
3. “Los demás sí son felices, ¿por qué yo no?”
A veces el problema viene de aquí.
Ves en redes sociales a gente que está siempre feliz y piensas: “¿Será que el raro soy yo?”.
¡Qué va!
Recuerda que en las redes la gente solo enseña lo que quieren. A esa persona que parece tener una vida perfecta, también:
- Se le estropea el coche.
- Se le pone malo el niño y tiene que llevarlo a urgencias de madrugada.
- Se pega en el dedo meñique con un mueble.
¡La vida es así!
Si una persona parece estar siempre feliz, o no te está contando lo malo, o está reprimiendo sus emociones negativas (pero por dentro sufre, y mucho).
Si nada te hace feliz… quizá es por uno de estos motivos
A lo mejor ahora estás pensando:
“Que no, Elena, que no es eso. Yo no soy feliz NUNCA. Llevo mucho tiempo con un vacío dentro que no se va, da igual lo que haga”.
Pues entonces ya hay que mirar más a fondo y ver qué falla.
Porque sí: cuando de verdad no eres feliz con nada, es que hay algo que está fallando en tu vida.
Aunque no entiendas por qué. Aunque no te des cuenta, porque lo has normalizado.
Es como cuando tienes dolor crónico en una rodilla y vas cojeando a todas partes. Al final te acostumbras, pero en el fondo sabes que eso no es lo “normal”.
Y cuando una persona realmente no es feliz por nada, algunos de los motivos más frecuentes son:
1. Te falta un propósito que te mueva
Te levantas, vas a trabajar, vuelves a casa y matas el tiempo hasta la hora de dormir.
Y vuelta a empezar.
Quizá tienes “todo lo necesario” para ser feliz (un buen trabajo, amigos, pareja, etc.), pero nada te llena. No hay un propósito que te mueva, no hay un “esto es lo que quiero”.
¿Qué puedes hacer en este caso?
Empezar a explorar, poco a poco y sin presión, cosas que te hagan sentir realizado.
Puede ser algo que hagas en tu tiempo libre (como un voluntariado). O incluso empezar a estudiar algo que te permita, en el futuro, buscar otro tipo de trabajo que te apasione más que lo que haces ahora.
Lo importante es que busques algo que te mueva por dentro.
2. Estás atrapado en una situación complicada
Hay una pieza en tu vida que no termina de encajar con el resto.
Por ejemplo:
- Tienes un montón de estrés en el trabajo.
- Estás en una relación que te hace daño, pero no la sueltas por miedo a la soledad.
- Sientes que cuando te pasa algo malo, no puedes apoyarte en tus amigos.
Y aunque te has acostumbrado a vivir así, una parte de ti sabe que no deberías.
Ahí es cuando aparece la sensación de vacío, la frustración, los pensamientos negativos, la ansiedad… porque tu cuerpo te está pidiendo que hagas algo para cambiar esa situación.
3. Tu autoexigencia está por las nubes (y tu autoestima por los suelos)
Siempre podrías haberlo hecho mejor. Siempre te exiges más. Y cuando algo no sale perfecto, te castigas.
No importa cuánto logres, porque la sensación de que “no eres suficiente” sigue ahí. Al final, en lugar de disfrutar de tus avances, solo te enfocas en lo que podrías haber hecho mejor.
Esto es normal (recuerda que el cerebro está diseñado para fijarse en lo negativo).
Pero con paciencia y trabajo puedes aprender a cambiar el chip y ser más amable contigo mismo (de hecho es un tema que se trabaja mucho en terapia).
Lo que se puede esconder tras esa infelicidad…
Estar siempre feliz no es lo normal; pero estar siempre infeliz tampoco lo es.
Si sientes que no hay nada que te motive, si notas un vacío dentro de ti, si hay algo en tu vida que te haga sentir mal todo el tiempo… ¡no lo normalices!
Tengo pacientes que, de tanto aguantar y aguantar una situación que les hacía infelices, han acabado desarrollando problemas de ansiedad y hasta depresión (¿recuerdas cuando te dije que, si intentas reprimir una emoción, al final acaba saliendo por otro lado?).
Por eso, si estás en esta situación, busca ayuda. Acude a terapia.
Un psicólogo puede darte las herramientas para entender qué está fallando en tu vida y empezar a trabajar sobre ello.
Lo sé porque yo misma he acompañado a muchos pacientes en esta situación y los he ayudado a salir de ella.
Y lo hago a través de:
-
- Diferentes herramientas psicológicas: trabajo sobre todo desde la base de la terapia cognitivo-conductual, pero además aplico técnicas de otras ramas para dar justo con la que mejor te funcione.
- Técnicas de terapia breve: eso no significa que te vaya a meter “prisa”, sino que mi objetivo es que, desde la primera sesión, ya empieces a ver resultados.
- Sentido del humor: tengo pacientes con los que hemos acabado riéndonos un montón durante las sesiones… ¡y sienta de maravilla! 😉
Si quieres que sea yo quien te ayude a recuperar la ilusión por la vida… entonces solo tienes que entrar aquí y reservar una cita conmigo.